Cuando el 15 de mayo de este año, distendido en su sede de campaña de Santo Domingo, Danilo Medina Sánchez conoció las cifras con que fue reelegido, sus pulmones se inflaron. El número alcanzaba un histórico 61 por ciento.
Una sensación de satisfacción recorrió el interior de su cuerpo. Lo que
experimentó el todopoderoso mandatario sólo puede compararse con
lo que, 92 años atrás, habrá sentido Felipe Horacio Vásquez Lajara, el presidente de República Dominicana que consiguió el mayor apoyo popular de la historia de la isla: 69,9 por ciento.
Uno de ellos fue el Informe Anual de Amnistía Internacional, que además de cuestionar la maniobra del Poder Ejecutivo para perpetuarse en el gobierno, hizo referencia a los casos de impunidad
policial, los asesinatos selectivos de esta fuerza, las desapariciones
forzadas y los crímenes de odio contra las comunidades LGBT.
El lapidario paper de esa organización internacional de derechos humanos también hace referencia a la discriminación sistemática del gobierno de Medina
contra los haitianos que escapan de la hambruna en su país. Y para
peor: contra los hijos de haitianos nacidos en territorio dominicano. "No son apátridas", replicó furioso el presidente a Amnistía Internacional. "No sé en qué se basa para decir eso… no sé en qué ellos apoyan eso. No sé, no sé. Les falta información", reiteró una y otra vez, sin mayores precisiones, Medina.
El otro informe, el de Llorente & Cuenca, sitúa a República Dominicana como una de las capitales de la corrupción de América Latina. "La corrupción y el clientelismo político se han repetido en varias ocasiones a lo largo de la historia", denuncia la encuesta realizada por la renombrada consultora española. Seguidamente, calificó al actual Partido de la Liberación Dominicana (PLD) de "hegemónico" y dice que debido a la "debilidad institucional" reinante, se ha colocado al país como "uno de los más corruptos" de la región.
Pero los reproches por la situación inhumana a la que se somete a
haitianos, los abusos policiales, los crímenes y la falta de
transparencia oficial son sólo signos superficiales de lo que en verdad
domina a la isla desde hace años: el narcotráfico.
Como indica la periodista Sofía Liemann de Insight Crime, uno de los mayores desafíos que deberá enfrentar el nuevo procurador general, Jean Alain Rodríguez, serán el crimen organizado y el tráfico de droga. Con ímpetu, asumió el pasado 17 de agosto: "A la criminalidad le acaba de llegar su hora", prometió. El pasado jueves se refirió a la condena que recibieron ex oficiales y ex fiscales por el resonado caso Dican.
Los funcionarios fueron acusados de sustraer 900 kilos de cocaína secuestrados en operativos de 2015. Ellos eran Carlos
Fernández Valerio, de la Dirección Central Antinarcóticos, Feliz
Paulino López, Luciano Gómez Cabrera, Pedro Almánzar González, Agapito
Muñoz Evangelista, el ex primer subteniente Bárbaro Torres Beltrán y los
ex fiscales Máximo Díaz Ogando y Ramón Veras Castro. Hasta ese punto está infiltrado el narco en República Dominicana. ¿Las penas que recibieron? Entre 10, 15 y 20 años de cárcel. "La ley es igual para todos", indicó Rodríguez a la prensa.
En su reciente exposición ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, Medina se mostró molesto con los países desarrollados, con el libre comercio y con la pobreza. "Hay que humanizar la economía", apuntó. Habló sobre la lucha contra el blanqueo de capitales, aunque no hizo una sola referencia al narcotráfico que la alienta y que tiene a República Dominicana en jaque.
Hace apenas 20 días, tres dominicanos fueron detenidos con un cargamento de mil kilogramos de cocaína. Quisieron escapar en una poderosa lancha, pero la Guardia Costera de los Estados Unidos, sector San Juan de la Isla del Encanto en Puerto Rico, logró capturarlos.
Fueron perseguidos por mar y aire. Al caer, se secuestraron los 48 fardos de un polvo blanco inconfundible.
Los análisis arrojarían el resultado que sospechaban las autoridades del lugar. Las embarcaciones pequeñas y ligeras dejan estela en el mar Caribe. Muchas de ellas zarpan de República Dominicana.
Pero el tráfico de drogas –además– salpica a Medina de la forma menos pensada. Su vicepresidente, Margarita Cedeño, es la esposa del ex jefe de Estado Leonel Fernández, antecesor del compañero de fórmula de la ex primera dama. Sobre Fernández se mantiene una sospecha que aún no pudo despejar. El narcotraficante Quirino Paulino Castillo confesó que financió la campaña de Fernández con 4.500.000 dólares. El criminal insiste: el dirigente político le debería 222.000 dólares por un préstamo jamás cancelado. La denuncia es de febrero de 2015 y el procurador de entonces jamás abrió una investigación. Una aclaración: Castillo fue miembro del Ejército, otra de las instituciones corroídas por la corrupción y el narco.
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PERIODISMO DOMINICANO
Idel Moro es Lic. Ramon Nuñez Moreta - Periodista. egresado UASD.