Metro de Santo Domingo, súbete al progreso
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10:40 PM -
En octubre de 2005, el segundo gobierno de
Leonel Fernández inició la construcción de un tren urbano de pasajeros
llamado Metro de Santo Domingo. Se iniciaba así un plan maestro de
reordenamiento del transporte público de la capital dominicana que no
estaba contemplado en el programa de gobierno ofertado por el PLD en la
campaña electoral de 2004. El ambicioso proyecto preveía la construcción
de seis líneas troncales y sus ramificaciones, de manera que toda la
ciudad quedara interconectada a través de numerosas estaciones de
trasbordo. Era ese el proyecto de construcción vial más costoso de la
historia dominicana, concebido por un grupo de ingenieros constructores,
amigos del Presidente.
La sociedad dominicana fue sorprendida con los
anuncios oficiales que daban cuenta de los inicios del proyecto, cuya
primera línea uniría el centro de la ciudad, de Norte a Sur, con una
longitud de 14.2 kilómetros y 16 estaciones, con capacidad para
transportar miles de pasajeros diariamente. Al ser un proyecto
improvisado, las críticas y las denuncias públicas en torno a su
factibilidad empezaron a copar el ámbito de la opinión pública. El
Presidente Fernández, en su discurso del 27 de febrero de 2006 ante la
Asamblea Nacional, lo defendió vehementemente, al recordar que hasta la
construcción de la Torre Eiffel, erigida en el corazón de París, fue
rechazada por celebrados artistas y escritores de la época, que la
consideraron "inútil y monstruosa".
"El Metro de Santo Domingo -dijo el Presidente-
constituye la obra de mayor impacto en la modernización de la República
Dominicana. Es la mejor herramienta, precisamente, para hacernos menos
dependientes de los combustibles fósiles, para ahorrar divisas, para
disminuir la emisión de dióxido de carbono y para garantizar un
transporte digno y justo a los sectores más empobrecidos de la
población".
Por supuesto que el Presidente Fernández sólo
habló de la primera línea del Metro. Jamás reveló en su discurso que su
proyecto contemplaba la construcción de otras cinco líneas, hasta
establecer un nuevo sistema de transporte masivo de pasajeros en la
capital que concluiría en el año 2025, según los planes originales que
eran el secreto de Estado mejor guardado. Se recuerda que el periodista
Luis Eduardo Lora (Huchi) libró una larga batalla legal ante los
tribunales del país para que la OPRET le entregara toda la documentación
relacionada con la construcción del mega proyecto vial.
Sería el 27 de febrero de 2008, tan pronto
concluyó la lectura del discurso de rendición de cuentas ante el
Congreso, cuando el eufórico Presidente se dirigió a la estación del
Centro de los Héroes para estrenar la primera línea de su gran sueño,
acompañado de funcionarios y personalidades invitadas a la actividad
pública, que se hizo al ritmo de consignas reeleccionistas, pues todo el
país participaba ya de una agitada campaña electoral con miras a las
elecciones del próximo 16 de mayo. Había que dar un golpe de efecto
propagandístico con el estreno, pues el tren aún no estaba en
condiciones de operar comercialmente porque muchas de las obras
colaterales estaban inconclusas. El espectáculo del estreno fue
acompañado de una avasallante publicidad electorera que invitaba a la
población a subirse "al tren del progreso".
Pasaron las elecciones de 2008 y Fernández logró
su reelección mediante el uso de los recursos públicos. El proyecto
reeleccionista y las carencias de recursos para terminar la obra
hicieron reaparecer el déficit fiscal, que en ese año ascendió a 56 mil
millones de pesos. En numerosas ocasiones fueron paralizados los
trabajos de la obra, unas veces por el agotamiento de los recursos
asignados y otras por las condiciones de los terrenos por donde haría su
recorrido la primera línea del Metro.
El geólogo Osiris de León denunció en varias
ocasiones que el mega proyecto fue una "iniciativa sin estudios
geofísicos, sin planificación, sin presupuestos, sin diseños, sin
estudios de impacto ambiental" y que sus promotores no se percataron de
que esa sería "la obra más costosa de los últimos cien años".
La polémica pública de ninguna manera impidió que
el 29 de enero de 2009 la magna empresa fuera inaugurada
definitivamente con la presencia de ejecutivos y técnicos de servicios
de transporte ferroviarios de varios países americanos. En el acto
inaugurar, efectuado en la estación del Centro de los Héroes, el
ingeniero Diandino Peña, encargado de la Oficina Para el Reordenamiento
del Transporte (OPRET), anunció que la primera línea se había construido
a un costo de 700 millones de dólares, una suma muy superior a la
anunciada inicialmente.
En realidad, el costo real de la obra jamás será
conocido. El martes 8 de febrero de 2005, Diandino Peña le dijo al país
que la obra ascendería en su primera etapa a 327 millones de dólares;
luego, el 4 de mayo de 2007, el Presidente Fernández la estimó en 550
millones. La embajada de Estados Unidos en Santo Domingo la situó en
casi 1,300 millones, en tanto que el ingeniero Hamlet Hermann, experto
en transporte, la elevó a casi 1,600 millones. Se sabe que el Metro de
Puerto Rico, con una extensión también de 16 kilómetros, costó 3,500
millones de dólares, mientras que el de la ciudad de Miami, inaugurado a
finales de julio de 2012, con apenas cuatro kilómetros de longitud y
doble vía, necesitó una inversión de 350 millones de dólares.
El tema del alto costo del Metro tomó un nuevo
giro con las denuncias de que los 57 vagones del tren fueron comprados
sobre evaluados a una empresa francesa por un precio de 1,654,000 euros
cada uno, mientras que a la línea 10 del Metro de Shanghai, en China, le
costaron con la misma empresa francesa 853 mil euros cada vagón, para
una diferencia de 688 mil euros por vagón.
En su primer año de operación comercial, la
primera línea del Metro de Santo Domingo apenas transportó 50 mil
personas diariamente, cantidad que se reduce a 25 mil pasajeros si
admitimos que los usuarios abordaron el tren en ida y vuelta, lo que
equivale al 1.3 por ciento de la población de la capital, de
aproximadamente 3.5 millones de personas.
Otro aspecto muy criticado del Metro fue el
elevado subsidio aportado por el gobierno a favor de los usuarios. Al
inicio de las operaciones, los responsables de la obra dijeron que el
subsidio oficial era de 25 millones de dólares cada año, equivalentes a
790 millones de pesos. El precio del boleto del tren debería ser de un
dólar, equivalente a 40 pesos dominicanos, pero los usuarios sólo pagan
20 pesos por boletos porque el gobierno tiene que subsidiar la otra
mitad para que la empresa pueda seguir operando.
A pesar del alto costo que implicó la primera
línea del mega proyecto, el reelecto Presidente de la República no se
detuvo en su afán por convertir a la vieja ciudad en 'un Nueva York
chiquito', pues en octubre de 2009, nueve meses después de haber
inaugurado la primera línea, se iniciaron los trabajos de la segunda
línea. Primeramente se convocó, mediante una publicación aparecida en
el Listín Diario el 19 de octubre, a un concurso público internacional
para adjudicar la obra a la inversión privada. De acuerdo a la
licitación, el concesionario tendría que invertir unos 200 millones de
dólares de capital propio y encargarse de buscar el resto del
financiamiento. Nadie sabe en realidad qué pasó con esa licitación, pues
la segunda línea empezó a ser ejecutada con los fondos del Presupuesto
Nacional.
De las seis líneas contempladas en el proyecto
original, la número dos sería la más larga y costosa. Cruza por el
centro de la gran ciudad, de Este a Oeste, con catorce estaciones y una
de trasbordo ubicada en el mismo corazón de la capital. Inicialmente fue
concebida con una longitud de 34 kilómetros, desde Los Alcarrizos,
hacia el Oeste, hasta San Luis, hacia el Este, pero fue recortada a 13.8
kilómetros y su primera etapa ya está funcionando, parte desde la
avenida "Gregorio Luperón" hasta el puente "Francisco del Rosario
Sánchez".
Para la construcción de la nueva vía ferroviaria,
el gobierno continuó su carrera de endeudamiento externo, tomando cinco
préstamos en euros y en dólares que serían invertidos en la colocación
de los rieles, en nuevos trenes, el sistema electromecánico y la compra
de una supuesta flotilla de autobuses que serían usados en el
funcionamiento de las líneas de interconexión, llamadas "rutas
alimentadoras".
El afán del gobierno era inaugurar la segunda ruta
del Metro en diciembre de 2011 o en pleno apogeo de la campaña
electoral de 2012, para un nuevo golpe de efecto que elevara la auto
estima del hombre que había concebido el primer tren subterráneo en el
Caribe. Cuando el Presidente Fernández inspeccionó los trabajos de la
segunda línea, el 14 de diciembre de 2011, dijo sentirse impresionado
por la obra. "Sin duda alguna que no salgo de la perplejidad, es como
estar en el primer mundo", dijo alborozado el mandatario.
Integrado de lleno a la campaña electoral de su
partido, Fernández no pudo inaugurar la segunda línea recortada del
Metro. Los enormes gastos de la campaña electoral del PLD, financiada
con los recursos públicos, desaceleraron el flujo de los recursos
destinados a la obra y no pudo ser concluida en el tiempo previsto. El
PLD se robó las elecciones del 20 de mayo de 2012, usando más de 60 mil
millones de pesos provenientes del Presupuesto General del Estado,
doblegando así la voluntad del pueblo que aspiraba a un cambio de
partido de gobierno.
El Presidente Fernández inauguró apresuradamente,
en plena campaña electoral, cientos de obras públicas construidas en su
tercer período de gobierno, pero no pudo concluir la segunda línea de su
gran sueño de niño. Le tocó al nuevo Presidente Danilo Medina
inaugurarla el 1 de abril de 2013. Medina felicitó al ex Presidente por
tener el mérito de la iniciativa del mega proyecto "y porque desafió las
críticas que se le hicieron en el país en su momento", y felicitó
también al ingeniero Diandino Peña por tener el coraje de iniciar la
obra "sin ningún tipo de experiencia en construcción de metros".
La segunda ruta del Metro, según la OPRET, se
construyó a un costo de de 830 millones de dólares, que sumados a los
770 millones de la primera línea, totalizan una inversión de 1,600
millones de dólares, equivalentes a 64 mil millones de pesos, un costo
de por sí muy elevado, pero que no convence a los sectores pensantes del
país, que la consideran mucho más elevada si se toma en cuenta que
el Metro de Puerto Rico, que tiene la misma distancia de la primera
línea del Metro de Santo Domingo, costó 3,500 millones de dólares, según
dijo el ex Presidente Fernández en el Encuentro del Grupo de
Comunicaciones Corripio, celebrado el jueves 3 de mayo de 2007.
Con dos líneas operando "a toda máquina", los
vagones transportan diariamente algo más de 80 mil pasajeros, aunque
las cifras que se reportan al respecto siguen provocando la polémica
pública debido a las manipulaciones de la OPRET. 80 mil pasajeros
diarios representan, según el periodista Juan Bolívar Díaz, el 5.45 por
ciento de la demanda de transporte y beneficia apenas al 2.45 por ciento
de los habitantes del Gran Santo Domingo.
Para que la gran obra del Metro de Santo
Domingo resuelva definitivamente el enorme caos del transporte de la
capital dominicana, habría que concluir los tramos recortados de la
segunda línea y las restantes cuatro líneas establecidas en el proyecto
secreto, concebido por el ex Presidente Fernández y sus socios
constructores. Hasta ahora, el Presidente Medina no ha dado señales de
que le interese continuar desarrollando el mega proyecto, para cuya
materialización habría que vender a la República Dominicana entera.
Autor: Filiberto Cruz Sánchez
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PERIODISMO DOMINICANO
Idel Moro es Lic. Ramon Nuñez Moreta - Periodista. egresado UASD.